VALLADOLID, 14 de agosto.

Los bomberos forestales en Castilla y León han alzado la voz frente a lo que describen como un "descontrol total" en la respuesta a los incendios forestales que han azotado la región este verano. Con horarios que, en algunos casos, se extienden hasta las 21 horas, el colectivo denuncia "descansos escasos" y condiciones laborales deplorables para quienes luchan contra las llamas.

El brigadista Sergio Fidalgo, originario de la comarca leonesa de El Bierzo, ha estado recabando información de sus compañeros para elaborar un informe sobre las condiciones laborales y las omisiones que han sido evidentes durante la actual campaña. "Este año es particularmente alarmante debido al aumento en el número de incendios, pero es una situación que lamentablemente se repite", comenta Fidalgo.

Una de las quejas más frecuentes que ha documentado se refiere a la "ausencia total de coordinación" entre las autoridades responsables. Mientras equipos de bomberos permanecen inactivos "sin un destino claro", algunos municipios claman por ayuda a escasa distancia del fuego.

Además, el brigadista ha subrayado la carencia de recursos ante el incremento de incendios, lo que ha resultado en un operativo "poco eficaz". Así, los grupos de trabajo se ven forzados a realizar jornadas de entre 14 y 16 horas, siendo posible llegar hasta las 21 en condiciones críticas.

En este contexto, Fidalgo también ha advertido que los periodos de descanso a veces se limitan a "diez horas, incluyendo el tiempo de desplazamiento", lo que se traduce en apenas cinco o seis horas efectivas de sueño para los trabajadores.

Por si fuera poco, las condiciones de alojamiento son igualmente preocupantes; muchos de ellos se ven obligados a descansar en el suelo de polideportivos o en instalaciones municipales tras jornadas agotadoras. Además, han denunciado que, en ocasiones, la comida proporcionada ha estado "en mal estado", lo que ha llevado a que varios de ellos padezcan gastroenteritis.

Fidalgo también ha criticado la reducción de torres de vigilancia, que han sido reemplazadas por cámaras térmicas menos eficaces. En provincias como Segovia, incluso se ha informado que muchas de estas cámaras "ni siquiera están instaladas", dejando vastas áreas desprotegidas en cuanto a la detección temprana de incendios.

Haciendo hincapié en la necesidad de invertir más en prevención, el brigadista ha sugerido que "es en invierno cuando se apagan los incendios", a través de una gestión forestal adecuada y el apoyo a prácticas como la ganadería extensiva.

Por último, Fidalgo ha mencionado cómo el sector está "fuertemente privatizado", lo que complica la organización entre los trabajadores para exigir mejoras significativas. Según su criterio, el presupuesto autonómico de 73 millones für prevención es "totalmente insuficiente para una comunidad que es más grande que Portugal".