En un contexto donde la estabilidad familiar parece ser un valor en declive, Castilla y León ha logrado destacarse por todo lo contrario. Según datos del año 2023, esta comunidad autónoma, junto a Extremadura, ha registrado la menor tasa de divorcios y separaciones por cada 1.000 habitantes, con tan solo 1,3 casos. Un logro que resalta en comparación con el resto de España, donde se han disuelto un total de 80.065 matrimonios a lo largo del año.
En el caso específico de Castilla y León, se han contabilizado 3.079 disoluciones matrimoniales durante el 2023, cifra inferior a la registrada en el año anterior. De este total, 2.952 corresponden a divorcios y 127 a separaciones, evidenciando una reducción del 6,3% en comparación con el ejercicio anterior.
Resulta interesante observar cómo la realidad de las uniones conyugales varía de una región a otra en España. Mientras Ceuta ostenta la mayor tasa de divorcios por cada 1.000 habitantes, con un 2,4, Melilla se sitúa en el extremo opuesto, manteniendo una tasa de 1,1 divorcios por cada 1.000 habitantes. Castilla y León y Extremadura se encuentran en un punto medio, con 1,3 divorcios por cada 1.000 habitantes, mostrando una tendencia a la estabilidad en los lazos matrimoniales en estas regiones.
Por otro lado, comunidades autónomas como la Comunidad Valenciana, Canarias, Baleares, Cataluña y Galicia presentan tasas de divorcio por encima de la media nacional, situada en 1,7 casos por cada 1.000 habitantes. Estos datos nos invitan a reflexionar sobre los factores que inciden en la estabilidad de las relaciones de pareja en diferentes puntos del país, y cómo estas cifras reflejan realidades diversas en función de cada territorio.
Categoría:
Newsletter
Entérate de las últimas noticias cómodamente desde tu mail.