LEÓN, 17 Mar.
El grupo de trabajo del oso pardo en la Cordillera Cantábrica ha establecido las bases para asegurar la "cohabitación" del oso pardo con las actividades rurales ante el aumento de la población y de las observaciones de estos ejemplares en entornos urbanos.
Así lo ha expuesto el grupo de trabajo del oso pardo en la reunión que han celebrado esta semana en León con el objetivo de poner en común las actuaciones más relevantes que han llevado a cabo las administraciones públicas en materia de seguimiento y gestión de la especie.
En la cita, se han puesto en común los trabajos de condicionamiento negativo realizados por las comunidades autónomas desde la aprobación del Protocolo de Intervención con Osos en la Cordillera Cantábrica en 2019, que afecta a Galicia, Cantabria, Principado de Asturias y Castilla y León.
En este sentido, el grupo de trabajo ha considerado necesario actualizar dicho protocolo para incorporar nuevas circunstancias que van a permitir mejorar tanto su aplicación como la comunicación de las acciones realizadas.
En concreto, se ha subrayado la necesidad de aplicar técnicas "más precisas y eficaces" para la disuasión de los osos ante el aumento "paulatino" de observaciones en entornos urbanos en los últimos años.
En el marco del encuentro se han señalado igualmente los datos poblacionales disponibles y la previsión futura de actualización. Así, la población de oso pardo se estima en 370 ejemplares, de acuerdo con el trabajo de campo realizado entre 2020 y 2021 y la realización de identificación individualizada de muestras no invasivas, heces principalmente.
El núcleo más importante se encuentra en la denominada subpoblación occidental correspondiente al suroccidente y centro de Asturias, noroeste de León en las comarcas de Alto Sil y Ancares, principalmente, y en la provincia de Lugo, con 250 osos.
La subpoblación oriental cuenta con unos 120 individuos y se distribuye por el noreste de León, Montaña Palentina y suroeste de Cantabria. Está previsto actualizar la estima poblacional durante el siguiente período de sexenal (2025-2030) establecido por la Directiva Hábitats 92/43/CEE para proporcionar información de las especies y hábitats prioritarios a nivel de la Unión Europea.
Por otra parte, desde la Junta de Castilla y León y el Principado de Asturias se han expuesto los resultados de sus respectivos programas de marcaje con emisores GPS. Estos trabajos se iniciaron en el año 2021 y han logrado capturar y dotar de collares de seguimiento de precisión a 15 osos en Castilla y León y a cinco en Asturias.
La información que se está obteniendo con esta técnica resulta de una precisión muy alta para poder tomar decisiones de gestión en lo relativo a la resolución de amenazas para los propios osos pardos, para reducir los riesgos de posibles daños a aprovechamientos económicos en el medio rural --apicultura y frutales, principalmente-- y de manejo de los acercamientos de determinados ejemplares de osos a núcleos urbanos, esencialmente para alimentarse de basuras.
Asimismo, en la cita se ha destacado que la recuperación del oso pardo en la Cordillera Cantábrica en los últimos 30 años está siendo constatable, con una población global que se ha incrementado desde los 80-100 ejemplares estimados en la década de 1990 hasta los mencionados 370, un aumento que ha llevado consigo una extensión de los terrenos habitados por el oso, para los cuáles es "preciso" adoptar medidas de protección del hábitat.
En consecuencia, durante la reunión del grupo de trabajo se ha debatido la necesidad de establecer un enfoque común al concepto de 'áreas críticas', sobre la base de criterios comunes que refleja la Estrategia de Conservación del Oso Pardo en la Cordillera Cantábrica, con el fin de incorporar su delimitación geográfica en los planes autonómicos de recuperación del oso pardo "de manera armonizada".
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