En un informe pericial psicológico reciente se ha determinado que Pablo Antonio S.H. (conocido como 'Chiqui') se encontraba en plenas facultades mentales cuando cometió los asesinatos de un vecino en Santovenia de Pisuerga (Valladolid) y del jefe de la Unidad Especial de Intervención (UEI), en julio de 2022.

En la sexta jornada del juicio que se lleva a cabo en la Audiencia de Valladolid, los médicos forenses que examinaron a 'Chiqui' afirmaron que este no presentaba ninguna alteración psicológica y que su rasgo principal era el desprecio por la vida humana.

Los peritos también señalaron que 'Chiqui' no sufría de enfermedades mentales, aunque tenía rasgos de personalidad antisocial y antecedentes de drogadicción, aunque en la época de los crímenes no se encontraba bajo los efectos de las drogas.

En cuanto a los crímenes en sí, los forenses destacaron que 'Chiqui' demostró una conducta reflexiva y un control total de sus impulsos al llevar a cabo los asesinatos, lo que sugiere una planificación previa de los mismos.

En relación con un posible trastorno delirante crónico en el historial del acusado, los expertos expresaron sus dudas al respecto, ya que 'Chiqui' no mostraba signos de necesitar ingreso en un centro psiquiátrico.

La autopsia de las víctimas reveló detalles impactantes, como el hecho de que el vecino fue impactado por el proyectil a cierta distancia, no a quemarropa, y que el guardia civil sufrió graves destrozos en su cabeza debido a un disparo de alta potencia.

La pericial balística reveló que el arma utilizada por 'Chiqui' era un rifle de cerrojo y repetición manual de gran calibre, que estaba en perfecto estado de funcionamiento y que requería licencia especial para su tenencia.

El juicio continuará con los informes de las partes antes de que el jurado tome una decisión sobre el caso, en el que 'Chiqui' se enfrenta a posibles condenas de hasta 84 años de cárcel por los crímenes que se le imputan.