El largometraje "El amor de Andrea" llega a la Semana Internacional del Cine (Seminci) de Valladolid. Manuel Martín Cuenca y Lola Mayo son los creadores de esta película que elige la Bahía de Cádiz como escenario y cuenta con música de la banda Vestusta Morla.
La historia de 101 minutos de duración explora el significado de la familia y nos presenta un relato de afectos, esperanzas y desencantos. Andrea, una adolescente de quince años, trata de reconstruir su relación con su padre, quien desapareció después de separarse de su madre.
Andrea recuerda a un padre amoroso y no entiende por qué ahora no quiere ver a sus hijos. Sus dos hermanos pequeños, Tomás y Fidel, la acompañan en esta aventura que habla de amor, familia y desencanto.
La joven Lupe Mateo Barredo interpreta el papel de Andrea, y el reparto también incluye a Fidel Sierra, Cayetano Rodríguez Anglada, Agustín Domínguez, Irka Lugo, Jesús Ortiz, Inés Amieva y José M. Verdulla Otero.
Este filme marca una nueva etapa en la filmografía de Martín Cuenca, presentando su obra más sencilla, tierna y sincera, con imágenes que evocan la cinematografía de Hong Sang-soo.
La película se rodó durante 8 semanas en la Bahía de Cádiz, capturando la hermosa naturaleza otoñal con su viento, mar y luz atlántica.
Para el reparto, se llevó a cabo un casting de un año en el que se vieron casi 5.000 personas. Encontrar a Andrea y sus hermanos fue todo un desafío, ya que se buscaba encontrar actores que pudieran llevar el peso de la historia y transmitir la sensibilidad de los personajes.
El equipo de producción se mantuvo reducido para que los niños se sintieran cómodos durante el rodaje, convirtiéndolo en un juego. Los actores no conocían el guion, y se fue revelando la historia paso a paso para fomentar la complicidad entre el equipo y los intérpretes.
El rodaje se realizó en orden cronológico, lo que afectó al diseño de producción y a la logística. Se implementaron medidas para reducir la huella de carbono y minimizar el impacto en el medio ambiente.
Esta película reivindica a los jóvenes y rechaza la representación de los mismos como perturbados y narcisistas. Se enfoca en jóvenes maduros, preocupados por las relaciones humanas y generosos, pero que también están heridos y no quieren ser víctimas.
Para Martín Cuenca, "El amor de Andrea" marca el comienzo de una nueva etapa como cineasta y espera que el público conecte con la vida de estos niños que simplemente dicen la verdad.