La Catedral de Burgos es uno de los monumentos más destacados y valorados de toda Castilla y León. Esta imponente construcción es un ejemplo de la arquitectura gótica española y su valor histórico y artístico es incalculable.
La construcción de la Catedral de Burgos comenzó en el año 1221, en plena Edad Media, bajo el mandato del rey Fernando III de Castilla. Durante los siglos siguientes, la obra se fue ampliando y mejorando y, aunque el grueso de la estructura se terminó en el siglo XV, algunos detalles no se concluyeron hasta el XVIII.
La catedral de Burgos fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1984 en reconocimiento a su valor histórico, artístico y cultural. Es uno de los monumentos más visitados no solo de la ciudad, sino de toda Castilla y León.
La Catedral de Burgos es conocida por su majestuosa fachada, considerada una de las más bellas del mundo. Esta está compuesta por tres cuerpos y dos torres. El primer cuerpo alberga el llamado "Portal del Perdón", el segundo cuerpo el "Portal de la Ascensión" y el tercero el "Portal del Juicio Final".
Este portal es el más antiguo de los tres y se encuentra en el centro de la fachada. Se trata de una estructura con arco apuntado y tres arquivoltas que descansan sobre seis columnas imponentes con capiteles decorados con escenas del Antiguo y Nuevo Testamento. Sobre el arco, en el tímpano, se sitúa una imagen de Cristo en el trono, con la Virgen y San Juan detrás.
Este portal está ubicado en la torre derecha y está dedicado a la Ascensión de Jesús al cielo. En la parte superior se encuentra la imagen de Jesús entre los apóstoles y, en la parte inferior, la imagen de la Virgen y San Juan. El portal está formado por cinco arquivoltas y está decorado con diferentes símbolos e imágenes.
Este portal está situado en la torre izquierda y representan el Juicio Final. La imagen central muestra a Cristo sentado en el trono, juzgando a los muertos y a los vivos. Esta imagen está flanqueada por ángeles y también hay imágenes del infierno y del paraíso.
El interior de la Catedral de Burgos es igualmente impresionante. Destacan especialmente las bóvedas de crucería, que se levantan en el centro del templo, y que son una auténtica obra de arte. En el altar mayor se encuentra el retablo mayor, considerado uno de los más importantes del mundo, realizado entre 1485 y 1499 por el artista Gil de Siloé y su hijo Diego.
La catedral también cuenta con capillas laterales, entre ellas la capilla del condestable, que alberga diferentes obras de arte, como el políptico del retablo de la capilla, del maestro flamenco Rogier Van der Weyden.
El claustro de la Catedral de Burgos es otro de los elementos destacados de la construcción, y está considerado uno de los espacios más bellos y representativos del gótico español. En él se encuentran los sepulcros de algunos de los personajes más ilustres de la historia de la ciudad, como El Cid y su esposa Doña Jimena.
La Catedral de Burgos es un tesoro arquitectónico que merece la pena visitar y contemplar con tranquilidad. Su valor histórico y artístico es incalculable y su estructura y decoración son un auténtico ejemplo del arte gótico español. Un monumento imprescindible para todo aquel que quiera conocer la rica historia y patrimonio cultural de Castilla y León.