Recorre la historia de la Plaza Mayor de Valladolid
La Plaza Mayor de Valladolid es uno de los lugares más emblemáticos y representativos de la ciudad. Rodeada de imponentes edificios históricos, es una de las plazas más grandes y hermosas de España. Además, su historia es rica en acontecimientos y anécdotas que datan desde la Edad Media, pasando por la época renacentista, barroca y neoclásica.
En este artículo, te llevaré a un viaje por el tiempo para recorrer la historia de la Plaza Mayor de Valladolid. Desde su origen hasta la actualidad, descubrirás cómo ha sido el devenir de una de las plazas más importantes de Castilla y León.
La Edad Media: origen y evolución de la plaza
El origen de la Plaza Mayor de Valladolid se remonta a la Edad Media, cuando la ciudad era una fortaleza amurallada y su centro urbano se ubicaba en el lugar que hoy conocemos como plaza de la Universidad. Sin embargo, con el paso del tiempo, la actividad comercial y social se desplazó hacia una nueva zona en la que se encontraba la iglesia de San Miguel y que se convertiría en la Plaza Mayor.
En sus primeros años, la plaza era un espacio abierto y sin pavimentar, rodeado de casas de madera y sin apenas mobiliario urbano. Durante los siglos XIV y XV, se construyeron edificios de adobe, mampostería y ladrillo al estilo mudéjar.
Con el paso de los años, la plaza se convirtió en el escenario de procesiones, obras de teatro y otros actos religiosos y culturales. Durante la Edad Moderna, la plaza fue testigo de importantes acontecimientos históricos como el nombramiento de los Reyes Católicos como Reyes de Castilla en 1474, la entrada triunfal de Carlos V en 1556 y la celebración de la boda del príncipe Felipe II con la infanta María de Portugal en 1543.
La Plaza Mayor durante la época renacentista
Con el comienzo del Renacimiento en España, la Plaza Mayor de Valladolid se sometió a una gran transformación. En el año 1591, se inició la construcción de los arcos que hoy la configuran, siendo estos obra de Francisco de Salamanca y Miguel de Soria.
A lo largo del siglo XVI y principios del siglo XVII, la plaza adquirió su actual aspecto con la edificación de los edificios de las esquinas, que se deben a una serie de arquitectos entre los que destacan Diego de Praves y Rodrigo Gil de Hontañón. El proceso de construcción de los edificios duró más de un siglo, y fue financiado por el propio pueblo a través de impuestos y donaciones.
La Plaza Mayor en la época Barroca
Durante el siglo XVII, la Plaza Mayor de Valladolid alcanzó su mayor esplendor gracias al estilo barroco. Fue en esta época cuando se edificaron la fuente de la Fama y el Ayuntamiento de la ciudad, obras del arquitecto fray Alberto de la Madre de Dios.
El Ayuntamiento, situado en la parte sureste de la plaza, cuenta con una fachada ornamentada con motivos alegóricos y esculturas que representan la justicia, la sabiduría y la prudencia. En la actualidad, el Ayuntamiento alberga la sede del Consistorio de la ciudad y de la Diputación Provincial.
La fuente de la Fama, situada en el centro de la plaza, representa las virtudes que posee la ciudad y fue construida en honor a la coronación de Felipe V en 1701. La fuente original fue destruida durante la Guerra Civil y reconstruida en 1966 con una réplica exacta.
La Plaza Mayor en la época Neoclásica
En el siglo XVIII, durante la época neoclásica, la Plaza Mayor de Valladolid sufrió una última transformación. Se construyó el palacio del marqués de Valverde, edificio que hoy alberga la sede del Gobierno Civil de la provincia.
El palacio es un ejemplo perfecto del neoclasicismo, con una fachada sólida y austera, rematada por un friso con motivos mitológicos. Además, en la planta baja del edificio se encuentra la Academia de Caballería, centro de enseñanza militar que data de la época de Fernando VI.
En definitiva, la Plaza Mayor de Valladolid es un recorrido por la historia y la arquitectura de la ciudad, un lugar que ha sido testigo de las más importantes celebraciones y acontecimientos culturales y sociales de la misma. Visitar esta plaza es recorrer un camino a través del tiempo que no dejará indiferente a ningún visitante.