La pandemia de COVID-19 ha causado un impacto sin precedentes en el sector turístico y de la hostelería. Miles de hoteles se vieron obligados a cerrar sus puertas, y la demanda turística cayó en picado. Sin embargo, en este escenario de crisis, las aplicaciones para hoteles han emergido como un motor para la recuperación económica.
Estas aplicaciones son mucho más que una herramienta de conveniencia para los viajeros. Han demostrado ser un recurso vital para la adaptación de la industria a las nuevas medidas sanitarias. El check-in y check-out sin contacto, por ejemplo, no solo ofrecen una mejor experiencia al cliente sino que también minimizan los riesgos de contagio.
Pero la digitalización va más allá de la seguridad sanitaria. La recopilación de datos de los clientes a través de estas aplicaciones ofrece una oportunidad de oro para el marketing personalizado. Según un estudio de la consultora McKinsey, el uso de datos para personalizar ofertas puede aumentar los ingresos en un 15-20%.
Otra ventaja es la eficiencia operativa. Los sistemas integrados de gestión permiten un mejor control del inventario, la asignación de personal y la administración de las instalaciones del hotel, lo que a su vez se traduce en una reducción de costes.
La incorporación de aplicaciones para hoteles no es solo una tendencia, sino una necesidad para adaptarse a un entorno cambiante y enfrentar los retos que el futuro podría traer. Su papel será crucial en la configuración de la nueva normalidad del sector turístico.
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