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Argüello aboga por la solidaridad para reducir el costo del alquiler de viviendas.

Argüello aboga por la solidaridad para reducir el costo del alquiler de viviendas.

VALLADOLID, 16 de junio. En un pronunciamiento reciente, el arzobispo de Valladolid y líder de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, ha instado a los propietarios que han invertido en bienes raíces a reconsiderar sus prácticas de alquiler. Su recomendación es clara: alquilar a precios más accesibles que los que marcan las tendencias actuales del mercado.

Argüello resaltó la legitimidad de la inversión familiar en vivienda, pero hizo hincapié en la necesidad de atender la crisis de acceso a la vivienda que afecta a muchas personas en España. Durante su discurso, pidió a la comunidad cristiana que, en espíritu de solidaridad, se comprometan a facilitar el acceso a estos inmuebles a precios que sean razonables y justos.

El arzobispo sugirió que los propietarios reevalúen si los precios de mercado deben ser la única referencia al fijar el alquiler. A su juicio, estos números no deberían estar determinados por la especulación o por circunstancias externas, sino que deben contemplar las realidades sociales y económicas que enfrenta la ciudadanía.

En su llamado a la acción, Argüello subrayó la urgencia de construir una nueva forma de relacionarse con los bienes materiales, proponiendo un ejercicio de solidaridad que contemple la necesidad ajena. Señaló que los problemas de acceso a la vivienda van más allá de lo que las regulaciones puedan resolver, pidiendo una respuesta genuina desde la caridad.

“Debemos enfrentar el mal mediante el bien”, declaró el arzobispo, recordando a los fieles que la caridad no se limita a actos menores, sino que es un principio fundamental. Como ilustración, sugirió que un propietario podría decidir alquilar su vivienda a un precio más bajo aunque los tasadores indiquen otra cosa, adoptando una postura más ética y comunitaria.

Argüello reiteró su llamado a los propietarios, subrayando que la responsabilidad en cuestiones sociales no puede delegarse. Criticó una actitud común entre los ciudadanos que, al enfrentar problemas públicos, tienden a esperar soluciones externas en lugar de involucrarse activamente. Destacó el papel de Cáritas como un ejemplo de cómo debería surgir el “deber de amor” hacia los demás.

Finalmente, el arzobispo recordó a la ciudadanía que ante las administraciones, se poseen tanto derechos como responsabilidades. En particular, exhortó a los cristianos a cumplir con su “deber de amor” en relación al acceso a la vivienda. Concluyó que una sociedad que sólo se base en la reclamación de derechos enfrenta un camino incierto, pues el Estado de Bienestar no puede sostenerse si se ignoran las obligaciones éticas hacia el prójimo.