
VALLADOLID, 10 de mayo. El clima de inseguridad que enfrentan los trabajadores de Correos se ha intensificado tras un alarmante incidente ocurrido en la localidad de Peñafiel. La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) ha levantado la voz al denunciar una agresión verbal sufrida por una repartidora mientras realizaba su labor cotidiana. La cartera, que entregaba una carta ordinaria, fue objeto de insultos y amenazas por parte del receptor, quien utilizó expresiones altamente degradantes y violentes.
Ante este preocupante suceso, el sindicato se une a la demanda de la responsable de la oficina local y del alcalde, quienes exigen a Correos la suspensión del servicio de reparto en áreas consideradas conflictivas hasta que se implementen medidas efectivas que garanticen la seguridad de los trabajadores.
El ataque, que tuvo lugar el pasado lunes, requirió que la repartidora buscara refugio en su vehículo tras ser objeto de un acoso verbal que incluía amenazas físicas. Esta situación ha puesto de manifiesto un patrón alarmante de agresión hacia el personal de Correos, lo que demanda una respuesta contundente por parte de la empresa.
En su comunicado, el sindicato también sugiere que se inste a los usuarios a recoger sus cartas y paquetes directamente en la oficina, o que se contemple la presencia de la Guardia Civil durante las rondas de entrega en áreas con alto riesgo de conflicto. Solo así, afirman, se logrará restablecer un ambiente de trabajo seguro para los repartidores.
CSIF ha recordado que, hace un mes, otro miembro del personal de Peñafiel se encontró en una situación similar después de no recibir apoyo psicológico ni asistencia legal tras haber sufrido una agresión en junio de 2024, una omisión grave que agravó su estado emocional. La víctima, que experimentó un ataque de ansiedad, intentó contactar a la Guardia Civil y a su superior, subrayando la falta de protocolos de protección para los empleados de la empresa pública.
Asimismo, se ha informado que la agresión podría haber estado motivada por un malentendido relacionado con una oferta de empleo enviada a domicilio, un asunto que, en ningún momento, competía a la repartidora. Este contexto resalta la desproporción del ataque verbal, destacando la exigencia del sindicato de protección para un personal que realiza su trabajo profesionalmente.
Las consecuencias de esta agresión han llevado a que tres denuncias sean presentadas hasta el momento: la de la repartidora afectada y dos de sus colegas que también se sienten vulnerables ante un entorno de trabajo hostil.
Por su parte, el servicio de relaciones laborales de Correos, bajo presión de CSIF, se comunicó con la delegada del sindicato, Loli Merchán, cinco días después del incidente. Les aseguraron que se implementarían medidas, incluyendo el acompañamiento de fuerzas de seguridad y ofertas de apoyo psicológico, así como la consideración de bajas laborales en lugar de incompetencias temporales.
Sin embargo, el sindicato ha señalado que estas acciones son insuficientes y llegan demasiado tarde para abordar un problema que ha afectado a la comunidad de Peñafiel de manera crónica. La respuesta de la empresa ha sido catalogada como un mero parche que no soluciona la raíz del problema que enfrentan los trabajadores en esa región.
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