En el día de hoy, la compañía Endesa ha llevado a cabo la voladura simultánea de las dos torres de refrigeración y la antigua chimenea del grupo 3 de la central térmica de Compostilla II, ubicada en Cubillos del Sil (León). Esta acción marca otro paso en el proceso de cierre de las centrales de carbón que la empresa está implementando y que concluirá en diciembre de 2025.
Según ha informado Endesa en un comunicado dirigido a Europa Press, la demolición por voladura de estas estructuras supone un desafío técnico considerable. La compañía ha destacado que se ha diseñado un exhaustivo procedimiento de seguridad para llevar a cabo esta actuación.
Además, la empresa ha señalado que se está aplicando una estricta prevención en todos los procesos que forman parte de los trabajos en curso en la planta. Uno de los objetivos principales es revalorizar al menos el 90 por ciento de los residuos generados.
En el caso de la voladura de las torres, el proceso ha sido aún más complejo. Se ha llevado a cabo un proyecto específico en el que se ha analizado la afectación de los trabajos preparatorios en términos estructurales, así como la dinámica de la voladura, la secuencia, las direcciones de caída, las medidas de atenuación de las afectaciones, las medidas de vibraciones y la seguridad de todos los elementos y estructuras afectados.
Los trabajos previos a la demolición comenzaron en junio de 2022 e incluyeron la retirada y gestión de los equipos que facilitaban el intercambio de calor. También se acondicionó y separó la parte interna de la externa, se desvincularon los elementos unidos a la torre y se desmanteló el equipamiento ubicado en la zona afectada.
Para llevar a cabo la voladura de las dos torres se utilizaron 1.176 barrenos y otros cien para la chimenea, empleando un total de 224 kilos de explosivos. Estos explosivos se colocaron en los pilares de las torres y en la base de la chimenea mediante taladros distribuidos estratégicamente para dirigir la caída en la dirección planificada.
En el proyecto se ha establecido un radio de seguridad de 400 metros alrededor de cada una de las estructuras.
La detonación se realizó de forma secuenciada en las dos torres y en la chimenea, permitiendo que todos los explosivos se detonaran en cuatro segundos para minimizar la vibración del terreno y la proyección de materiales.
Esta voladura ha generado aproximadamente 16.900 toneladas de residuos, principalmente hormigón, que serán gestionados de acuerdo con las regulaciones medioambientales. Estos residuos serán revalorizados en la obra, utilizándolos como material de relleno debido a su carácter inerte. El hierro será retirado para su posterior reutilización y valorización.
Con el fin de minimizar el impacto del polvo derivado de la explosión, se instalaron sistemas de riego y nebulización de agua en el perímetro de las torres y en la chimenea, los cuales estuvieron en funcionamiento incluso durante el momento de la detonación.