Argüello denuncia la complicidad entre partidos progresistas y conservadores en España: “Se alimentan mutuamente”.

En un contundente discurso inaugural durante la Asamblea Plenaria que se lleva a cabo en Madrid, Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo de Valladolid, expresó su preocupación por la situación demográfica en España y criticó las políticas del Estado, afirmando que sus leyes han contribuido a agravar esta crisis. Argüello sostuvo que tanto los partidos políticamente autodenominados progresistas como aquellos que evitan ser clasificados como conservadores están en parte responsables de esta calamidad social.
El arzobispo denunció lo que describió como un círculo vicioso en el ámbito político, señalando que, a pesar de sus discursos y posturas contrastantes, ambos tipos de partidos comparten una visión individualista que socava la cohesión social. Afirmó que esta actitud se refleja en la soledad creciente de los ciudadanos y en la desafección hacia la política, lo que, según él, favorece un modelo de economía y política que perpetúa la crisis demográfica.
Argüello argumentó que la normativa vigente en España respecto a cuestiones familiares, matrimoniales y de procreación no solo ignora los problemas existentes, sino que, en muchos casos, los agrava. "España ocupa el último lugar en políticas familiares de protección y promoción de la natalidad", advirtió, añadiendo que esta situación ha llevado a un creciente aislamiento de las personas y ha reducido el número de familias estables en el país.
La tendencia hacia una sociedad "amatrimonial", donde los hijos nacidos fuera del matrimonio superan a los nacidos dentro, fue otro de los puntos abordados por Argüello. El líder eclesiástico observó que ha permeado en la cultura un mensaje que desincentiva la maternidad, sugiriendo que "tener hijos no es buena idea" y que numerosos factores económicos y culturales distorsionan la percepción sobre la familia y la procreación.
Poniendo énfasis en las mudanzas culturales, Argüello aseguró que la normalización del divorcio y el desapego en las relaciones son vistas como soluciones funcionales a conflictos en la vida marital. Esta reflexión se extendió hacia el llamado "elogio de la autorrealización personal", que ha impulsado a muchos jóvenes a rechazar oportunidades laborales en busca de una realización personal que, en su opinión, promueve una desconexión con el bien común.
En paralelo a estos problemas, Argüello también consideró crucial la cuestión de la vivienda en España. Con una cantidad abrumadora de viviendas vacías en el país, resaltó la desconexión entre la disponibilidad de vivienda y la posibilidad económica de acceder a ella, creando una situación insostenible para muchas personas y familias.
El arzobispo también abordó el desafío del desempleo y de las condiciones laborales precarias que afectan a miles de ciudadanos. Su análisis se centró en una cultura juvenil que aboga por la autonomía y la movilidad, pero que, a su vez, debería considerar la contribución al bien común y la necesidad de un compromiso social más amplio.
En su intervención, Argüello hizo hincapié en la importancia de la inmigración, reflejando que, aunque la sociedad necesita a estos individuos para revitalizar su demografía, este hecho genera tensiones y contradicciones. A pesar de su contribución al sistema educativo y a los servicios de bienestar, el presidente de la CEE evidenció el rechazo que sienten algunos sectores hacia la inmigración y la complejidad del multiculturalismo.
La falta de diálogo y el creciente "déficit democrático" fueron otros temas destacados por Argüello, quien se preocupó por el clima de polarización que deja de lado el diálogo constructivo y la cooperación. Esta situación ha llevado a un contexto donde el respeto por la legalidad y la correcta separación de poderes parece deteriorarse, a la vez que se observan tendencias hacia estructuras de poder más autoritarias.
Finalmente, el arzobispo hizo alusión a los desafíos históricos y territorial de España, afirmando que la reconciliación con el pasado es fundamental para construir un futuro democrático y armónico. Argumentó que, bajo la propuesta del Papa Francisco, la nación debe trabajar por avanzar en un pacto social en pro del bien común, donde la convivencia y el diálogo sean pilares fundamentales.
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