VALLADOLID, 27 de octubre. La justicia en Castilla y León ha ratificado la condena de seis años de prisión impuesta a un hombre identificado como D.R., por una agresión sexual que tuvo lugar en enero de 2020 en Laguna de Duero. Este delito fue perpetrado contra una menor de 12 años, después de que el condenado se ofreciera a comprar bebidas alcohólicas para ella y sus amigas con el fin de celebrar un 'botellón'.

La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la comunidad, con sede en Burgos, ha desestimado el recurso de apelación presentado por D.R., manteniendo la decisión de la Audiencia Provincial de Valladolid del 20 de mayo de este año. Esta resolución calificó los hechos como un delito de agresión sexual con acceso carnal a una menor de 16 años, de acuerdo con lo estipulado en el artículo 181.1 y 3 del Código Penal, conforme a la última modificación legislativa.

Además de los seis años de cárcel, que resultan significativamente menores a los 12 y 15 años solicitados por las acusaciones, el tribunal ha impuesto al condenado una orden de alejamiento de 500 metros de la víctima y la prohibición de comunicarse con ella durante diez años. También enfrentará una inhabilitación para cualquier actividad que implique contacto con menores, así como un periodo de libertad vigilada de cinco años tras cumplir la pena. Adicionalmente, deberá compensar a la víctima con 6.000 euros por daño moral, según informaron fuentes legales a Europa Press.

Los hechos sucedieron el 24 de enero de 2020, cuando D.R., de 24 años, entró en un supermercado Mercadona en Laguna de Duero con el objetivo de comprar alcohol para un grupo de menores. Después de unirse a las chicas en una explanada, se quedó solo con tres de ellas, una de 14 años y dos de 12, incluyendo a la víctima. Con una táctica de ganarse su confianza, comenzó a realizar tocamientos inapropiados hacia la menor.

En un momento crítico de la noche, alrededor de las 21:00 horas, D.R. llevó a la víctima hacia un grupo de chicos que estaban fumando, sugiriendo un intercambio sexual a cambio de un porro. Aunque los jóvenes no aceptaron, D.R. regresó a donde estaban las menores, donde sometió a la víctima a actos sexuales en un intento de forzarla a realizarle una felación, utilizando comentarios despectivos que evidencian su desprecio hacia ella.

Una amiga de la víctima intervino al darse cuenta de la situación, alejando a la menor. Sin embargo, D.R. persistió en su acoso, pidiendo a una de las chicas que le masturbara. Esa misma noche, contactó nuevamente a una de las menores a través de Instagram, y juntas decidieron no hablar sobre el incidente, estableciendo un pacto de silencio que reflejaba la manipulación y el miedo que el agresor había logrado instaurar entre ellas.

A pesar de que la denuncia se presentó casi cuatro años después de los hechos, el tribunal ha considerado válido el testimonio de la víctima, el cual fue respaldado por las declaraciones de testigos presentes en el momento del ataque. Se concluyó que el acusado era consciente de la minoría de edad de su víctima y que abusó de su edad adulta para cometer el delito. Aunque no se encontraron elementos agravantes de violencia, la ley establece que la falta de consentimiento es presunta en menores de 16 años.

El caso llegó a los tribunales tras la denuncia presentada por el padre de la niña, quien se enteró de la gravedad de los hechos a través del entorno social de Laguna de Duero. Esta situación subraya la necesidad de una mayor protección y atención hacia las víctimas de agresiones sexuales, especialmente las más jóvenes, en nuestra sociedad.