LEÓN, 28 de octubre. El jurado popular ha emitido un veredicto unánime que declara culpable al hijo acusado de asesinar a su madre en la Nochebuena de 2022. Este crimen ha sido calificado con un agravante de ensañamiento y no se han considerado atenuantes, como el arrebato o el consumo de sustancias.
A raíz de este juicio, el fiscal ha solicitado una pena de 23 años de prisión, oponiéndose a la suspensión de la condena, mientras que la acusación particular eleva su demanda a 27 años. Por su parte, la defensa aboga por la imposición de una pena mínima y la suspensión de la misma, tal como ha informado el Diario de León con citaciones de Europa Press.
La decisión del jurado se tomó al final del día de ayer, en el contexto del caso conocido como el 'crimen de Nochebuena'. La audiencia se llevó a cabo en la Audiencia Provincial de León, donde se abordó la muerte de M.S.T. el 24 de diciembre de 2022, en un suceso que involucró a su hijo, A.R.T.S.
El Ministerio Público ha solicitado una condena que incluye 22 años por asesinato y un año y cuatro meses adicionales por amenazas, así como la obligación de indemnizar a la hermana de la víctima con 20.000 euros en concepto de responsabilidad civil.
En las sesiones del juicio, el fiscal argumentó que el acusado no está siendo veraz al afirmar no recordar lo ocurrido el 22 de diciembre de 2022. Según el Ministerio, el acusado sí tiene claro lo que sucedió y "nos ha mentido", insistiendo en esta cuestión en varias ocasiones durante el juicio.
El fiscal también subrayó que el acusado actúo de manera "traicionera, sorpresiva y brutal", atacando a la víctima sin posibilidad de defensa, asestándole un corte similar a un degüello y más de 30 puñaladas que le causaron la muerte.
Además, se destacó la importancia de una huella de pisada encontrada en la escena del crimen, que coincidía con las zapatillas del acusado y contenía sangre de su madre, material que la acusación consideró decisivo para el caso.
El testimonio de una vecina resultó igualmente relevante, quien reportó haber escuchado una discusión acalorada entre madre e hijo justo antes de que el acusado llamara a su puerta en dos ocasiones mientras la madre no respondía.
La acusación particular también se centró en el ensañamiento del ataqué, describiendo las 31 puñaladas que sufrió la víctima, siendo la última fatal. Añadieron que se descubrió ADN de la madre en las zapatillas del hijo, así como huellas que corroboran su presencia en la vivienda donde ocurrió la tragedia.
Por su parte, la defensa se mantuvo firme en la negación de las acusaciones, argumentando que su cliente no puede reconocer un hecho que no recuerda haber cometido. También plantearon la posibilidad de que su defendido sufriera de trastornos mentales, mencionando su consumo de drogas y una percepción distorsionada de la realidad en momentos de crisis.
El acusado, al ser detenido dos días después de los hechos, presentó heridas en las manos, que su defensa atribuyó a autolesiones y no a un enfrentamiento con su madre.
Durante el juicio, el acusado reveló haber tenido episodios psicóticos que lo desconectan completamente de la realidad, generando confusión y alteraciones en sus recuerdos. Según sus declaraciones, padece de diversos trastornos mentales, lo que ha llevado a hospitalizaciones psiquiátricas en múltiples ocasiones.
El día del crimen, el acusado argumentó que cuando llegó a casa de su madre, sentía que ella no era en realidad su madre, en un episodio marcado por la confusión mental que le provocan sus brotes. Recordó una discusión sobre su posible internamiento en un psiquiátrico, y tras esta discusión, reportó haber perdido el contacto con la realidad, despertando al día siguiente sin recuerdos de lo sucedido.
En la última parte del juicio, el acusado aprovechó su derecho a la última palabra, manifestando: "No he mentido y a mi madre la quería, nunca quise hacerle daño, nunca le he hecho daño".
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