VALLADOLID, 28 Oct.
Los cineastas belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne han traído a la luz los desafíos de la maternidad adolescente desde una perspectiva socialmente responsable a través de su película 'Recién nacidas', un retrato respaldado por la sensibilidad humana que aborda esta compleja problemática.
Este martes, 28 de octubre, los hermanos Dardenne han sido recibidos en la 70ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), donde su película ha tenido el honor de estrenarse oficialmente en España dentro de la Sección Oficial a concurso.
Con ya una destacada trayectoria en este festival, habiendo ganado la Espiga de Oro en 1996 por 'La promesa', los Dardenne se centran esta vez en la vivencia de cinco jóvenes madres adolescentes que se encuentran en un centro de acogida en Lieja, Bélgica.
Las protagonistas, Jessica (Babette Verbeek), Perla (Lucie Laruelle), Ariane (Janaina Halloy Foka), Julie (Elsa Houben) y Naima (Saima Hilmi), comparten la inquietante experiencia de convivir en el mismo refugio mientras enfrentan su nuevo rol de madres y el intento de forjar un futuro mejor.
La historia revela las profundidades del trauma de Jessica, quien lucha con el abandono materno y el miedo a repetir la historia con su propio hijo. Por su parte, Perla sueña con construir una familia después de haber crecido con una madre alcohólica; mientras que la sombra de la adicción y el abuso persigue a Julie. Ariane, cargada con la violencia de su infancia, debe asumir responsabilidades inesperadas, y Naima enfrenta el rechazo por ser madre soltera, la cual ocupa un espacio menor pero significativo en la narrativa.
A través de esta película, los Dardenne presentan a cinco adolescentes que están en un proceso de descubrimiento, aprendiendo a cuidar de sus hijos en un entorno que les brinda apoyo y oportunidades para madurar. Estas jóvenes, que han sido despojadas de una infancia adecuada, encuentran en el centro maternal un refugio en el que se les enseña a ser responsables tanto de sí mismas como de sus bebés.
“Cada una de estas cinco historias termina en una nota positiva, todas encuentran su propia liberación”, explicó Jean-Pierre Dardenne en una rueda de prensa recogida por Europa Press, enfatizando el trayecto de resiliencia que cada madre emprende en pareja, en solitario o incluso al optar por la adopción.
Originalmente, el guion se centraba en una sola madre adolescente, pero tras una visita a un centro de acogida real, los cineastas optaron por contar múltiples historias, reconociendo las variadas realidades que enfrentan estas maternidades.
De esta forma, lograron construir una narrativa más “coral” que combina ficción basada en testimonios reales y en la observación de la interacción entre las jóvenes y sus hijos, como destacó Luc Dardenne, quien argumenta que la ficción puede ofrecer alternativas a nuestra realidad.
Visualmente, el filme se caracteriza por su simplicidad, con tomas limpias que acompañan a los personajes sin necesidad de efectos especiales, capturando la cruda realidad de las vidas de las adolescentes, y transmitiendo el dolor, la fragilidad, pero también el amor y la fortaleza que cada una lleva dentro.
A pesar de la complejidad del tema, el filme respira un sentimiento de esperanza, lo cual se resalta a través de la música, que acompaña momentos significativos, sea evocando la aspiración de un hijo talentoso, recitando un poema o utilizando la 'Marcha turca' de Mozart para alegrar el día de un bebé.
“Un niño necesita razones para vivir”, reflexionó Jean-Pierre Dardenne sobre la importancia de la música en esta obra, que une a los Dardenne en su compromiso por abordar realidades sociales a través de su cine.
Al ser interrogados sobre el estado actual del cine social, el director, quien coescribe junto a su hermano, advirtió sobre la necesidad de estar alerta ante los intentos de Estados Unidos por mermar la excepción cultural en Europa. “Debemos evitarlo a toda costa”, exclamó, señalando que sin esta protección, los países de la UE no podrían financiar sus propias producciones, y quedarían a merced de una interpretación monopolista del cine.
“Esto es parte de lo que algunos quieren lograr: convertir el cine en otro producto comercial”, añadió, resaltando la importancia de la respuesta de Europa ante estos desafíos y llamando a la acción para implementar medidas que obliguen a las plataformas de streaming a invertir en producciones locales, como se hace en Francia y Bélgica.
“Es fundamental luchar por estas cuestiones, son la clave para nuestra supervivencia”, concluyó, mientras también reconocía a los cineastas independientes estadounidenses que apoyan la excepción cultural europea y su resistencia ante la comercialización del arte cinematográfico.
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