
El portavoz de la Junta de Castilla y León, Carlos Fernández Carriedo, ha alertado sobre la severidad de la situación actual, asegurando que el daño será "extremadamente grave" y que se enfrenta a "momentos de extraordinaria dificultad".
Desde el lunes, la comunidad se encuentra lidiando con un total de 20 incendios activos, de los cuales nueve han sido clasificados como de gravedad nivel 2 y 11 como nivel 1. Esta situación ha llevado a la evacuación de 5.300 personas en 76 localidades, sumando un total de 140 poblaciones que han tenido que ser desalojadas a lo largo de los 17 días de ola de calor extremo que azota la región.
En una conferencia de prensa, Carriedo destacó la alarmante cantidad de 200 incendios que se han registrado en la última semana, lo que ha puesto en jaque a los equipos de emergencia. La combinación de altas temperaturas, fuertes vientos y cambios en la dirección del aire ha dificuldado enormemente las labores de extinción de incendios.
El portavoz subrayó que las evacuaciones se han llevado a cabo de manera preventiva, buscando siempre salvaguardar la vida de los ciudadanos, a pesar de que esta estrategia ha llevado a un número significativo de desplazados. En la jornada actual, 76 localidades siguen bajo evacuación.
Fernández Carriedo también expresó su agradecimiento a los residentes y a los ayuntamientos que han apoyado a los evacuados. Aseguró que la Junta cubrirá completamente los gastos relacionados con el realojo y atención de las personas afectadas.
La coordinación entre la Junta y los alcaldes de los municipios involucrados también ha sido fundamental, lo que permite una gestión más eficiente de la situación. Aunque la evolución de la noche ha mostrado ciertos avances, Carriedo cautelizó que aún no es posible afirmar que la crisis haya sido superada: "Estamos conscientes de que se avecinan elementos de gran dificultad."
Dos incendios en particular han sido señalados como los más preocupantes en las próximas horas: uno que avanza desde Cáceres hacia la parte sur de Castilla y León y otro que se desplaza desde Orense hacia el norte de la comunidad, ambos por su potencial de expansión.
La prioridad actual del gobierno es extinguir los incendios y, al mismo tiempo, implementar acciones necesarias para brindar asistencia a todas las personas que han sufrido daños, tanto materiales como personales. Asimismo, se ha solicitado la colaboración de la ciudadanía, pidiendo cumplir con las instrucciones de los servicios de emergencia y abstenerse de comportamientos irresponsables que puedan complicar la situación.
A pesar del agradecimiento a los voluntarios que ayudan en la emergencia, Carriedo advirtió que su presencia en áreas de riesgo puede crear complicaciones adicionales para los equipos profesionales, obligándolos a destinar recursos a garantizar la seguridad de estas personas.
Respecto a las hectáreas afectadas por los incendios, Carriedo manifestó que aún es prematuro emitir un análisis concluyente, dada la complejidad de la situación en la que se encuentran. No obstante, reconoció que el daño será "muy intenso y particularmente grave".
Aunque ya se han hecho perimetrizaciones y se cuenta con imágenes satelitales de las áreas afectadas, Carriedo enfatizó que estas cifras requerirán ajustes posteriores para reflejar la realidad, ya que no toda la superficie dentro del perímetro ha sido necesariamente quemada.
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