Los agricultores de Castilla y León se encuentran en una situación crítica debido a la sequía que los ha afectado por meses. En este sentido, han solicitado a San Isidro, su patrono, que envíe lluvias para aliviar los regadíos, aunque sea tarde para la mayor parte del cereal. De acuerdo con el presidente de Asaja de Castilla y León, Donaciano Dujo, la cosecha de 2023 podría ser la segunda peor de la década y dependerá de la lluvia que pueda venir.

Tanto el invierno como la primavera han sido extremadamente secos, y abril ha sido el mes más árido desde 1951. Esta falta de agua y el suelo seco, junto con temperaturas inusualmente elevadas y escasas reservas, han dejado poco margen de esperanza para las semanas que faltan antes de la recolección. Las predicciones de rendimientos elaboradas por el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León sobre datos de la Aemet confirman numéricamente lo que los agricultores y ganaderos llevan constatando desde hace varias semanas, y es que hay rendimientos muy por debajo de la media en trigo y aún más en cebada en todas las provincias, y peores aún en una franja amplia de intensa sequía que abarca provincias del sur pero que se extiende también hacia el este e incluso el norte de la región.

Todo esto ha llevado a que el campo de Castilla y León camine hacia un año crítico de pérdidas y una falta de liquidez que se hace insoportable, debido a que se viene de otra cosecha mala, como fue la de 2022. Además, la campaña de costes de producción es la más alta de la historia. Por esta razón, el presidente de Asaja de Castilla y León ha enfatizado que las administraciones, tanto autonómicas, como nacionales y europeas, tienen que dar la cara por el sector que alimenta la sociedad, porque la situación es muy grave y está en juego la supervivencia de muchas explotaciones.