24h Castilla y León.

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La mayoría de los jóvenes en Castilla y León se enfrenta al alquiler: el 67% vive de arrendatario y el 83% comparte su hogar.

La mayoría de los jóvenes en Castilla y León se enfrenta al alquiler: el 67% vive de arrendatario y el 83% comparte su hogar.

Una alarmante mayoría de jóvenes en Castilla y León se enfrenta a una dura realidad en el mercado de la vivienda. Un reciente informe revela que el 80% de ellos preferiría ser propietarios de su hogar, pero las dificultades económicas los mantienen atrapados en el alquiler. De acuerdo con el estudio titulado 'Tocando techo. La Juventud frente al problema de la vivienda', elaborado por el Consejo de la Juventud de la región, el 67% de los jóvenes emancipados vive en alquiler, y muchos comparten sus viviendas para hacer frente a los altos gastos que implica vivir por su cuenta.

El encuentro para presentar los hallazgos del estudio tuvo lugar en el Consejo Económico y Social (CES), donde diversas autoridades, incluidas representantes del gobierno regional y asociaciones locales, se reunieron para abordar este creciente problema. La presidenta del Consejo de la Juventud, Sandra Ámez, expuso que el 83% de los jóvenes comparte su casa, destacando que esta dinámica se debe principalmente a la necesidad de dividir costos. Esto pone en evidencia la situación económica difícil que enfrentan muchos de ellos, que en ocasiones dependen de ingresos ajenos a sus trabajos formales para pagar su vivienda.

El estudio se basa en 500 entrevistas con jóvenes de entre 18 y 30 años que han dejado el hogar familiar. A pesar de que el 54% tomó la decisión de emanciparse por voluntad propia, el 67% se ve obligado a vivir de alquiler. Una estadística preocupante revela que el 47% de estos jóvenes ha tenido que mudarse varias veces, lo que pone de manifiesto la inestabilidad en sus situaciones habitacionales.

Un aspecto fundamental que resalta el informe es la realidad de la vivienda compartida. Un 82.8% de los jóvenes vive con otras personas, ya sea familiares, amigos o compañeros de piso, siendo la principal razón la necesidad de repartir los gastos. Este patrón de convivencia contrasta con la tendencia nacional, donde compartir vivienda con una pareja es más común.

Ámez también enfatizó la importancia de observar las condiciones de las viviendas en alquiler y en propiedad. Aunque la mayoría de los inquilinos y propietarios cuentan con habitaciones que tienen ventanas al exterior, el informe señala una preocupación significativa: un 32.4% de los jóvenes no tienen acceso a luz natural en sus dormitorios, lo cual es crucial para su bienestar mental y físico.

Desde el punto de vista económico, los jóvenes emancipados dependen en gran medida de sus salarios, aunque casi el 40% no los considera su principal fuente de ingresos, recurriendo a ayudas familiares o becas. La situación se vuelve aún más crítica cuando se analiza el ingreso mensual: un 39% gana menos de 1.000 euros y muchos apenas logran ahorrar, con una media de solo 255 euros al mes tras cubrir sus gastos habituales.

A pesar de que el 68% de los jóvenes cubre el coste de su vivienda con sus ingresos, un 19% necesita asistencia adicional, y en un 13% de los casos, otros asumen el pago completo. El coste medio de la vivienda para un joven en la región asciende a 626 euros, mientras que su contribución promedio es de 398 euros al mes.

En términos de propiedad, solo un 14% de los jóvenes vive en una vivienda completamente pagada, mientras que el 57.5% la adquirió sin hipoteca. Sin embargo, el 66.6% necesitó apoyo externo para realizar la compra, y la mayoría que ya posee una vivienda lo hizo por menos de 100.000 euros, lo que resalta la escasez de opciones asequibles en el mercado.

El proceso de encontrar una vivienda también es revelador, ya que los jóvenes suelen visitar entre tres y cuatro propiedades antes de decidirse. La mayoría localiza su hogar a través de conocidos o en plataformas en línea, lo que resalta la escasa participación de agencias inmobiliarias en este sector.

En el ámbito del alquiler, siete de cada diez jóvenes deben pagar una fianza, que promedia 572 euros, cifra que es inferior al promedio nacional. La relación con los arrendadores tiende a ser más positiva, aunque un 38% ha enfrentado problemas como la falta de mantenimiento o una escasa comunicación.

Al hablar de hipotecas, el vencimiento promedio es de 15.3 años, y un gran porcentaje de jóvenes, el 45.6%, requiere ayuda para costear la entrada de la vivienda, reflejando la baja capacidad de ahorro general de este grupo, que es de aproximadamente 17.800 euros.

Ámez concluyó que el asunto de la emancipación es complejo y va más allá del simple acceso a la vivienda; implica una serie de condiciones laborales y económicas que aún dificultan a los jóvenes estabilizarse. Destacó que se requiere algo más que políticas de vivienda para abordar esta crisis, especialmente en el ámbito rural, donde muchos jóvenes desean quedarse pero no encuentran opciones habitacionales viables. La realidad es que un joven tiene que destinar más del 60% de sus ingresos al alquiler y otros gastos fundamentales, lo que pone en riesgo su sustento diario.