El Premio Castilla y León de las Letras 2022, el escritor y periodista Fernando Sánchez-Dragó, se ha reivindicado en su último discurso como "escritor y nada más que escritor". Sánchez-Dragó, quien falleció el 10 de abril en Castilfrío de la Sierra (Soria), se justificó argumentando los 53 libros que tiene en su haber, además de los 10.000 artículos de periodismo y 60 años de programas de televisión y radio.

En su discurso, el escritor y periodista ha reivindicado la justificación de este galardón que, según ha recordado, ya se planteó en 1998 aunque "una zancadilla política no cuajó" y que diez años después ocurrió algo parecido. "Si se descuidan un poco, me lo dan a título póstumo", ha señalado, para añadir que "más vale tarde que nunca y bien está lo que bien acaba".

Sánchez-Dragó ha significado que ha dedicado nueve libros a la "España mágica, a la España trágica, a la España numantina, a la España taurina, a la España guadaña y a la España corrupta". "Me falta la España heroica", ha remachado.

Sánchez-Dragó, quien ha asegurado que es imposible ser "más soriano, más celtíbero, más numantino y más castellano", ha asegurado también que cuando dice "Castilla, León o Soria" dice "España". Durante el discurso, el escritor y periodista ha justificado su premio en su pedigrí y currículo literario.

Además, hizo referencia en su discurso a la "España cainita", al recordar "los bandos" de la Guerra Civil donde su padre vivió "una peripecia, una odisea y una tragedia". En este punto, ha recordado la investigación iniciada por una periodista para conocer el paradero de su padre, cuyo cadáver aún hoy no ha sido identificado.

Sánchez-Dragó también ha tenido palabras para el premio de tauromaquia, donde ha aludido a palabras de Federico García Lorca para asegurar que se trata de "la fiesta más culta de la historia del mundo".

En cuanto al alquiler de librerías privadas, se encuentra en el medio de un debate. Mientras que algunos creen que su biblioteca privada de 100.000 volúmenes debería convertirse en un museo, otros creen que esto podría ser una carga para el erario público y sugieren alquilarla a bibliotecas privadas.